Los Accidentes de Tránsito (o el desprecio por la vida)

Las autoridades gubernamentales han instrumentado en los últimos  meses, operativos de tránsito con el fin de evitar, o aunque sea disminuir, las muertes producidas en las autopistas, rutas y calles de nuestro país. Esta nota está escrita en el fin de semana del feriado del 20 al 24 de Marzo de 2008, y por lo visto en lo inmediato, las medidas no parecen lograr el efecto deseado. Personalmente, tampoco creo que se logre con el transcurrir de los meses sucesivos, ya que el tema es más complejo, y  excede a las normas de tránsito. Las normas de tránsito son disposiciones de “convivencia”, para la circulación de vehículos entre sí, y con los peatones, y la convivencia es una crisis más de la sociedad actual.

Se pueden pedir exámenes más rigurosos para otorgar la licencia de conducir, se pueden colocar más semáforos, más agentes de tránsito, penalizaciones por las infracciones que se cometen. No hay duda que será mejor que no hacer nada, pero esto será solo un paliativo. Creo que el fondo del problema, reside en la educación (siempre concluimos en la Educación), y en la falta de respeto por el otro, y por las normas de convivencia. Digo creo, porque no me considero el dueño de la verdad, tampoco creo tener la solución, es solamente mi parecer basada en la observación del comportamiento diario.

Los conductores que pasan los semáforos en rojo, ¿no saben que significa?, Lo saben, pero lo pasan igual. Saben que por la banquina no se puede transitar, pero transitan igual. Saben que es sumamente peligroso detenerse sobre una ruta para girar a la izquierda, pero lo hacen igual. Saben que las rayas amarillas no se pueden cruzar, pero la cruzan hasta en las curvas. Saben todo esto, pero no se cumple, y por lo tanto no hay operativo que de resultado, no se puede poner un agente de tránsito cada 100 mts. , y aún así, creo que tampoco serviría, mas de uno sería atropellado.

La falta de respeto por el otro se observa a diario, en la cola de un Banco, o de otro lugar donde cada uno debe esperar su turno, siempre está el que se “confunde” y se coloca delante del lugar que le corresponde. El “vivo” el “piola” que le gana a los “no vivos”, y “no piolas”. Acá, en estas colas, no suceden “accidentes fatales”, mas allá de alguna discusión. Pero esto (es solamente uno de los ejemplos) trasladado, en este caso, al tránsito es sumamente peligroso.

Los “profesionales del volante” pueden infringir las normas de tránsito, porque ellos están trabajando, y no pueden perder tiempo. Consideran que los demás están paseando, y molestan. Entonces el remís “ataca” y esquiva al auto particular que se coloca en su camino, auto particular que también ve en los semáforos y las rayas en la ruta “obstáculos” que atentan contra su “libertad de circular”, colocados y pintadas vaya a saber por quien. El colectivo ve a los automóviles como sus enemigos de todos los días, y no está mal tratar de sacar alguno de circulación. El camión podría hacer su recorrido más rápido, si semáforos, rayas en la ruta, colectivos y autos no existieran. Todos estos son los “culpables” de que la carga no se entregue antes.

Vi en un noticiero de TV como un pasajero de un micro filmaba con su teléfono celular (el celular también tiene su parte en el problema) como este vehículo transitaba a contramano, por el carril izquierdo de una ruta común (no autopista) curva y rayas mediante, y los que venían de frente debían transitar por su banquina para esquivarlo, una “ruleta rusa”,  que no mata a nadie mientras los que vienen de frente esquiven. Una cosa de “locos”. No se puede decir que a este conductor hay realizarle un examen de conducir más severo, para que sepa que esto no se debe hacer, lo sabe, seguramente dirá que la empresa le exige horarios, por supuesto la empresa dirá que los horarios y el descanso son los adecuados. Tampoco se deben esquivar las barreras, porque hacen perder tiempo, ya que el tren “viene lejos”. Es elemental sentido común, cuando se cambia este “temor de supervivencia” por una “valentía irracional”, no se está apreciando la propia vida. La persona que no aprecia y respeta su propia vida, menos lo hará con la de los demás. Y esto no lo cambiarán las disposiciones de tránsito.

Mientras discutimos todo esto, con sumo cuidado de no afectar “libertades”, los accidentes continúan. Mientras nos comportemos de esta manera, no habrá controles ni medidas que eviten los accidentes en las rutas, estos no ocurren por “casualidad” ó “mala suerte”, hacemos bastante para que esto suceda así. Si observamos como se transita por calles y rutas, convengamos que no suceden todos los accidentes que deberían suceder.

Mientras termino esta nota, escucho el sonar de la sirena del cuartel de Bomberos de Pilar, y pienso... que poca cosa esta nota contra tanto desprecio por la vida.

Revista LinkPilar

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