Dr. René Favaloro
      el costo de un sueño
(Nota de la revista LinkPilar de septiembre de 2009)
 

 

 

 

"Soñar no cuesta nada...Mientras los sueños permanezcan en su lugar.
Cuando se intenta hacerlos realidad, pueden lograrse o no, en algunos casos con mucho esfuerzo, en otros...hasta puede costar la vida misma".



1971 - Carta

 

“Una vez más el destino ha puesto sobre mis hombros una tarea difícil. Voy a dedicar el último tercio de mi vida a levantar un Departamento de Cirugía Torácica y Cardiovascular en Buenos Aires. Ese departamento estará dedicado, además de la asistencia médica, a la educación de postgrado con residentes y fellows (becarios), a cursos de postgrado en Buenos Aires y en las ciudades más importantes del país, y en la investigación clínica. Créame, yo seré el hombre más feliz del mundo si puedo ver en los años por venir una nueva generación de Argentinos que trabajen en distintos centros del país resolviendo los problemas a nivel comunitarios y dotados de conocimientos médicos de excelencia. Yo sé de todas las dificultades que afrontaré porque ejercí la profesión anteriormente en la Argentina. Yo sé que estoy emprendiendo un camino dificultoso. Usted tal vez recuerde que Don Quijote fue español.” (párrafo de la carta de renuncia a la célebre Cleveland Clinic- 1971)

 

 

 


 

 


 

2000 - Carta

“Si se lee mi carta de renuncia a la Cleveland Clinic, está claro que mi regreso a la Argentina (después de haber alcanzado un lugar destacado en la cirugía cardiovascular) se debió a mi eterno compromiso con mi patria. Nunca perdí mis raíces. Volví para trabajar en docencia, investigación y asistencia médica”. (carta póstuma Julio de 2000)

 

 

 

 

Podía haberse quedado en los Estados Unidos, si su objetivo hubiera sido el dinero. También podía haberse quedado si su objetivo hubiera sido desarrollar un proyecto profesional de excelencia. No hay duda que quedándose donde estaba, no debería golpear ninguna puerta de dudosos funcionarios para llevar adelante sus proyectos de medicina. Tenía a su disposición todo lo que necesitaba para continuar lo que hubiera deseado hacer. Se lo hubieran llevado hasta su puerta. Se lo ofrecieron, no se deja partir a un profesional de sus condiciones. Pero su sueño era realizar el proyecto en su país.
No desconocía los inconvenientes a los que debería enfrentar, tal vez los subestimó, o pensó que por ser un profesional de renombre y reconocimiento mundial, lo que podía hacer en varios países del mundo, con algún esfuerzo mayor, lo podría hacer en su país. Se equivocó. Su vida la destinó a la medicina, y no a estudiar los oscuros intereses que rigen en un alto porcentaje el aspecto comercial de la misma.

Regresó a su país, un país que puede fagocitar a sus personajes más ilustres, si estos no se suman al sistema. Un sistema perverso, que no se detiene ante ningún reconocimiento mundial que pueda tener cualquiera de sus miembros. No importa las intenciones, deberá respetar el sistema y plegarse al mercantilismo del mismo. En esto si, el sistema exige “respeto”.



2000 - Carta

 

“Volví para trabajar en docencia, investigación y asistencia médica. La primera etapa en el Sanatorio Güemes, demostró que inmediatamente organizamos la residencia en cardiología y cirugía cardiovascular, además de cursos de post grado a todos los niveles. Le dimos importancia también a la investigación clínica en donde participaron la mayoría de los miembros de nuestro grupo.
En lo asistencial exigimos de entrada un número de camas para los indigentes.. Así, cientos de pacientes fueron operados sin cargo alguno. La mayoría de nuestros pacientes provenían de las obras sociales. El sanatorio tenía contrato con las más importantes de aquel entonces.
La relación con el sanatorio fue muy clara: los honorarios, provinieran de donde provinieran, eran de nosotros; la internación, del sanatorio (sin duda la mayor tajada).
Nosotros con los honorarios pagamos las residencias y las secretarias y nuestras entradas se distribuían entre los médicos proporcionalmente.
Nunca permití que se tocara un solo peso de los que no nos correspondía.
A pesar de que los directores aseguraban que no había retornos, yo conocía que sí los había. De vez en cuando, a pedido de su director, saludaba a los sindicalistas de turno, que agradecían nuestro trabajo.
Este era nuestro único contacto.
A mediados de la década del 70, comenzamos a organizar la Fundación. Primero con la ayuda de la Sedra, creamos el departamento de investigación básica que tanta satisfacción nos ha dado y luego la construcción del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular.
Cuando entró en funciones, redacté los 10 mandamientos que debían sostenerse a rajatabla, basados en el lineamiento ético que siempre me ha acompañado.
La calidad de nuestro trabajo, basado en la tecnología incorporada más la tarea de los profesionales seleccionados hizo que no nos faltara trabajo, pero debimos luchar continuamente con la corrupción imperante en la medicina (parte de la tremenda corrupción que ha contaminado a nuestro país en todos los niveles sin límites de ninguna naturaleza).. Nos hemos negado sistemáticamente a quebrar los lineamientos éticos, como consecuencia, jamás dimos un solo peso de retorno. Así, obras sociales de envergadura no mandaron ni mandan sus pacientes al Instituto.
¡Lo que tendría que narrar de las innumerables entrevistas con los sindicalistas de turno!
Manga de corruptos que viven a costa de los obreros y coimean fundamentalmente con el dinero de las obras sociales que corresponde a la atención médica”.

“En este momento y a esta edad terminar con los principios éticos que recibí de mis padres, mis maestros y profesores me resulta extremadamente difícil. No puedo cambiar, prefiero desaparecer”.

“Quizá el pecado capital que he cometido, aquí en mi país, fue expresar siempre en voz alta mis sentimientos, mis críticas, insisto, en esta sociedad del privilegio, donde unos pocos gozan hasta el hartazgo, mientras la mayoría vive en la miseria y la desesperación. Todo esto no se perdona, por el contrario se castiga.
Me consuela el haber atendido a mis pacientes sin distinción de ninguna naturaleza. Mis colaboradores saben de mi inclinación por los pobres, que viene de mis lejanos años en Jacinto Arauz.
Estoy cansado de luchar y luchar, galopando contra el viento como decía Don Ata.
No puedo cambiar.
No ha sido una decisión fácil pero sí meditada..
No se hable de debilidad o valentía.
El cirujano vive con la muerte, es su compañera inseparable, con ella me voy de la mano”.
“Estoy tranquilo.. Alguna vez en un acto académico en USA se me presentó como a un hombre bueno que sigue siendo un médico rural. Perdónenme, pero creo, es cierto. Espero que me recuerden así”.

(carta póstuma Julio 2000)
(*)

La obra de sus sueños le llevó la vida. La dignidad y la honradez, individualmente, hacen más vulnerables a las personas ante la corrupción, que actúa en forma corporativa.
El estado fue indiferente ante el “proyecto Favaloro”, quien renunció a ganar en EE.UU., cifras millonarias en dólares, para desarrollar en Argentina, su país, la medicina de excelencia, desde una organización sin fines de lucro.
No era dinero lo que buscaba su Fundación, por eso, tampoco era dinero lo que dejaba al sistema. .
El Estado no pidió que hiciera lo que hizo, pero hubiera valido la pena ayudarlo. Los políticos tienen una visión tan amplias para tantas cosas, y tan corta para otras.
Las repercusiones que se produjeron en el momento de su muerte en la dirigencia política y empresarial, fueron de incredulidad sobre sus motivos, a formales expresiones de reconocimiento y duelo, exentas de autocrítica. Luego, hasta ahora, el silencio...un vergonzoso silencio. De los manejos en el tema de salud que cita en sus cartas, nunca hasta hoy, se hizo investigación alguna.
El impacto por la pérdida del Dr. René Favaloro, debido a los elevados valores morales, éticos y profesionales que exhibió a lo largo de su vida, y por su trágico final, será duradero en la sociedad, entre todas las personas que valoran y se identifican con estas actitudes. Las razones que han trascendido sobre los motivos de su suicidio hacen de éste una deuda muy difícil de saldar.

 

Nota publicada por la revista LinkPilar en Agosto de 2009

 

Fuentes consultadas

http://www.opisantacruz.com.ar/home/2009/07/10/la-ultima-carta-de-rene-favaloro/6769


http://www.perfil.com/contenidos/2009/07/25/noticia_0045.html


http://www.fundacionfavaloro.org/home/index.htm


http://www.portalplanetasedna.com.ar/favaloro.htm

 

 

(*) Texto completo de la carta póstuma del Dr. René Favaloro  (ver)

 

 

 

 

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