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¿ Como vivían los jóvenes?...
...en tiempos que Pilar con solo dos cines, que en pantalla chica y en blanco y negro proyectaban sus películas, algunos bailes modestos y eventualmente un circo que aportaba a la gente una alegría temporaria.
Vivían felices, con pocas cosas, y escasos recursos-
En las primeras horas de la noche del domingo, los tradicionales matinée danzantes, en su mayoría amenizados por "selectas grabaciones", lo que los muchachos los denominaban " con discos". Los bailables en serio eran los Sábados y no todos. Aquí podían apreciarse grandes y afamados conjuntos típicos, tales como D'Arienzo, Tanturi,Troilo, Pugliese, entre otros, la Jazz de Varela Varelita, Héctor, etc. y las características como Feliciano Brunelli, Continental, Juan Carlos Barbará, para citar algunas.
En verano se hacían las romerías al aire libre que regenteaba la Municipalidad con permiso de un mes a cada uno de los clubes. Pista de tierra central de baile, rodeada de quioscos que rifaban muñecos y cajas de bombones, corriendo por cuenta de chicas simpáticas cuya belleza era vendedora. Los hombres compraban en la esperanza de verse favorecido por el sorteo o la gracia de las niñas.
Los cines funcionaban los días Jueves, Sábados y Domingos, preferentemente con películas argentinas. Los jueves eran para los muchachos, con una película del Oeste, dos episodios de una serie de quince , concluyendo con una argentina, que por supuesto, no era estreno. En esta función, por la presencia de la barra de jóvenes, era difícil mantener el orden y el silencio, recargando la tarea de los acomodadores. A la salida de las funciones del domingo los jóvenes se reunían en el Bar Apolo, que en la calle Rivadavia tenía Carlitos Guida, y el Bar La Marta, que en la esquina de Lorenzo López y Belgrano regenteaban
Don Mauricio Bartolacci y Don Antonio Gussoni, con el pintoresco mozo Benigno Alonso, que sobreponiéndose a sus callos plantales, gozaba de muy buen humor.
Cada tanto nos visitaba un circo cuyo ciclo duraba dos o tres semanas, según el éxito. Eso sí, inmediatamente después del estreno anunciaba la "última función", que noche a noche iba renovando. El "sabalaje bravío" se ubicaba en las gradas ( llamadas gallinero) y desde allí aportaba su bullicio.
La fundación del Club Ciclista Pilar, el 1o. de Diciembre de 1939, trajo las carreras de bicicletas, alrededor de la plaza, en un circuito callejero y la clásica doble Escobar. Corredores de la primera época, Enrique Buide, Bebe Ledesma, Roberto Aquino, Rogelio Basiglio, Eusebio Dominguez, José Suarez, etc y luego vino la dinastía de Morán, Paván y otros.
Como por la calle no pasaba casi nadie, se jugaba a la pelota, mientras no viniera la policía a correrlos porque estaba prohibido hacerlo, así como tampoco los chicos podían jugar a las bolitas , lo que parece increíble al día de hoy. También estaban los equipos de fútbol de barrios, La Plaza, de la Estación, de las Latas, que era invencible en su potrero de Independendia y Victor Vergani, porque si iban perdiendo, se suspendía por una gresca.
Pero el fútbol en serio se jugaba en la cancha los domingos por la tarde, llenando las precarias instalaciones con hinchadas que hervían especialmente en el clásico Atlético y Sportivo. Adentro " a cara de perro", con pierna fuerte y mucha vehemencia. Algo para mencionar. Fuera de la cancha, todos amigos y se los podía ver compartiendo comentarios en la matinée de la noche.
A esta altura del relato, el lector me permitirá expresar una experiencia personal que avala lo antedicho " Ya cuando Italo Tropiano, uno de los delanteros mas completos de los últimos tiempos, vivía en sillas de ruedas, fuimos a visitarlo con Emilio Toppazzini y Andrés López ( Yayo). Por supuesto que el tema excluyente era el fútbol de nuestro tiempo. La Señora de Italo presenciaba la larga conversación y en un momento de dije " Señora , usted se está aburriendo con nosotros" a lo que me contestó que estaba escuchando temas nuevos para ella y se mantuvo en la rueda. Mientras tanto nosotros le acercábamos palabras afectivas a quien tantas veces enfrentamos en una cancha de fútbol y no siempre de las mejores maneras. En un momento de dije " Italo, vos y yo siempre hemos transitado por veredas opuestas, vos de Sportivo, yo de Atlético, vos de Racing, yo de Independiente, cosas de la vida. Tiempo después se manifestaba orgulloso de que lo fueran a ver tres hombres de Atlético, dos de los cuales fueron Intendentes, decía.
Siempre recuerdo sus saltos felinos, sus dos piernas potentes que el destino las llevó a la silla de rueda. Lejos estábamos de pensar que este encuentro sería el último "
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