Triple crimen de General Rodriguez

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Critica (30/08/2008)
el hermano de ariel vilán dijo que estaba aterrorizado
“Quiso proteger a la familia”
El hombre que se tiró del noveno piso de un edificio del barrio de Boedo había dicho que conocía a Sebastián Forza, una de las víctimas del triple crimen, porque habían hecho negocios juntos.
Rodolfo Palacios30.08.2008 Eduardo Vilán. Dijo que Ariel era un mujeriego, que ése era su único defecto y que su jefe le pidió que figurara como presidente de Droguería Unifarma.
 
¡Ariel! ¡Petete, no lo hagas!
 
–No lo vas a impedir. No me vas a detener-, dijo Ariel Vilán y se tiró del noveno piso de la casa de su madre, en Boedo. Su hermano Eduardo no pudo evitarlo. Media hora antes lo había visto cuando escribía la carta que les dejó a sus familiares y a los investigadores del triple crimen de General Rodríguez. Mientras garabateaba con un lápiz sobre un recetario, se agarraba la cabeza angustiado. “Pensé que se iba a volver loco. La última semana vivió con miedo. Le propuse comprarle un pasaje a España, pero me dijo que no llegaba al aeropuerto. Se suicidó para que no lo matarán a él y a su familia. Sabía algo muy pesado, pero se llevó la verdad con él”, dijo Eduardo Vilán a Crítica de la Argentina.
 
El hermano del empresario suicidado, presidente de la Droguería Unifarma, acusó a Mario Martín López Magallanes, socio de Vilán, como presunto instigador del suicidio ocurrido el domingo 24. “No dio nombres. Pero Magallanes es culpable porque hace cinco meses echó a Ariel, le pagaba con cheques rebotados y quizá le hizo firmar cosas que no debía. Sospecho que a mi hermano le falsificaron varias firmas. Magallanes era socio de Forza en la empresa Seacamp. Sabía cómo era el negocio. Deberían investigarlo”, dijo Vilán, quien declaró ante los fiscales Marcelo Solimine y Ana María Yacobucci, quienes investigan el suicidio y el triple crimen, respectivamente.
 
A Vilán, de 34 años, le decían Petete. Era el presidente de Droguería Unifarma, allanada por la policía. Usaba ropa de marca. Pero los últimos cinco días de su vida se vistió con la misma remera y el mismo pantalón. Recién se bañó el sábado. Al otro día se tiró del balcón del edificio de San Juan 4129. “Huyó del departamento que alquilaba en Las Cañitas. Estaba aterrorizado. No nos dijo por qué, quizá porque quiso protegernos. Lo quise llevar a buscar ropa, pero se negó. Estaba ido y paranoico”, dijo Vilán.
 
–¿En algún momento pensó que lo pudieron haber matado?
 
–Fue suicidio. Nadie lo empujó. Ni había ningún hombre araña. Si él tuvo huevos para tirarse, yo tendré huevos para buscar la verdad.
 
–¿Se mató porque sabía cuál es la verdad del triple crimen?
 
–No hablaba de ese tema. Mi hermano no vendía efedrina y no era amigo de Forza. Figuraba como presidente de Unifarma porque se lo había pedido Magallanes, quien dijo que no podía aparecer por no sé qué problema. Se ocupaba de cobrar y pagar cheques. Dicen que facturaban un millón de pesos por mes, pero Ariel ganaría unos diez mil pesos mensuales.
 
–¿Nunca hizo negocios con Forza?
 
–No sé. Se conocían porque mi hermano trabajaba en Unifarma y esa empresa le había vendido medicamentos a Forza, quien había sido socio de Magallanes. En su departamento tenía los papeles del Mini Cooper de Forza porque se los había dado Magallanes.
 
–¿A su hermano lo preocupaban las deudas?
 
–Estaba angustiado. Le dije que si estaba mal por eso lo iba a ayudar. Debía tres meses de alquiler. No pensé que se iba a matar, pero creí que se estaba volviendo loco. Balbuceaba, no dormía, deambulaba por la casa, miraba por la ventana y cuando sonaba el celular se ponía nervioso.
 
–¿Le habían reclamado una deuda de 5 millones de pesos?
 
–Habría que preguntárselo a Magallanes. Él sabe muchas cosas y manejaba ese caudal de dinero. Mi hermano pecó de ingenuo. Le pregunté si Magallanes no lo había estafado porque se comentaba que había sacado plata de Unifarma para crear otras dos empresas. “Esto es más grande”, me respondió.
 
–¿Él tenía miedo de ir preso?
 
–Le dije que prefería que fuera preso antes de que se matara. Y que si andaba en algo sucio me lo contara, que de última iba preso por estafa. Pero nada que ver. Tenía miedo de que lo asesinaran. Era un santo. No tomaba alcohol, no fumaba, no se drogaba. Nunca tuvo problemas con nadie, salvo con las mujeres que abandonó. Era mujeriego. Pero a última novia la dejó para protegerla.
 
Diez minutos antes de que se tirara por el balcón, Vilán escribió: “(...)si saben tanto, fíjense bien y van a ver que jamás tuve que ver con eso nada”. “Escribía nervioso, como si estuviera a punto de llorar, pero no podía.
 
–¿Qué estás escribiendo?– le preguntó su hermano Eduardo.
 
–Esto es para que se sepa la verdad– respondió Ariel.
 
–No hagas nada raro. Si te matás, no se sabrá la verdad y los culpables tendrán impunidad.
 
–¡Esto no puede ser! ¡Me rompí el culo trabajando para que pasara esto!
 
Eduardo Vilán salió del departamento y dejó a su hermano encerrado. Volvió un minuto después porque se había olvidado las llaves del auto. Era tarde: Ariel estaba en el balcón, a segundos de dejarse caer al vacío.
 
La Nación – (30/08/2008)
 
La ruta de la efedrina
Investigan a un funcionario de General Rodríguez
La pista surge de uno de los últimos allanamientos realizados en el marco del esclarecimiento del triple crimen; Aníbal Fernández pidió celeridad para avanzar en la causa
Con el correr de las horas emergen nuevas pistas en el marco de la investigación que intenta esclarecer el triple crimen de los empresarios.
Esta vez la novedad apunta a que habría un funcionario de General Rodríguez involucrado en la causa que sigue "la ruta de la efedrina".
El dato proviene de un operativo llevado a cabo en un depósito ubicado en Hipólito Irigoyen al 300, donde se encontraron tambores con efedrina. Según trascendió, el inquilino del establecimiento sería Manuel Poggi, actual director de Desarrollo Industrial de la Municipalidad local.
Mientras tanto, esta mañana, el ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, Aníbal Fernández, pidió a los fiscales que investigan la masacre que "aprieten el acelerador para seguir avanzando" en esta causa, para arribar "definitivamente a la conclusión".
 Fernández reconoció que este tipo de crímenes se encuadran dentro de "investigaciones muy complejas", porque "todo lo que tenga que ver con el narcotráfico es un delito muy complejo".
"Hay un nivel de ingresos inmenso, es el segundo o tercer negocio del mundo, que da posibilidades corruptoras fenomenales", explicó en diálogo con radio Diez.
 
"Nosotros aspiramos a que las fiscalías aprieten el acelerador para seguir avanzando sobre acciones que nosotros entendemos que conducen definitivamente a la conclusión que estamos esperando", afirmó.
 
Al triple crimen se le sumó el enigmático suicidio de Ariel Vilán, cliente de Sebastián Forza, uno de los asesinados en General Rodríguez.
 
LA NACIÓN (30/08/2008)
 
El triple crimen en General Rodríguez: el tráfico de precursores químicos, detrás de la masacre
Investigan si Forza traicionó a narcos
Su nombre aparece en el teléfono del jefe de la banda de mexicanos que instaló un laboratorio de éxtasis en Maschwitz
Noticias de Información general: anterior | siguiente Sábado 30 de agosto de 2008 | Publicado en diario de hoy  Enviá tu opiniónVer opiniones de lectores (10)
 
Policías bonaerenses allanaron ayer una droguería de Villa Devoto vinculada con el laboratorio de éxtasis instalado en Maschwitz
 Foto: Hernán Zenteno
Por Gustavo Carabajal
De la Redacción de LA NACION
 
 
Los investigadores del triple homicidio ocurrido en General Rodríguez intentan determinar si los tres empresarios fueron asesinados porque al menos uno de ellos traicionó a una banda de narcotraficantes mexicanos.
 
Según informaron fuentes judiciales, dicha hipótesis se fundó en que Sebastián Forza, una de las víctimas de la masacre de General Rodríguez, habría vendido un cargamento de 700 kilogramos de efedrina adulterada a la banda de mexicanos y argentinos que había instalado un laboratorio de éxtasis y metanfetaminas en la localidad de Ingeniero Maschwitz, en el partido de Escobar.
 
Dos llamadas al 911 que posibilitaron a la policía allanar dos laboratorios en la zona de Escobar y Derqui, un teléfono celular en cuya agenda figuraba el nombre de "Sebastián F." y que pertenecía al líder de una banda de narcotraficantes mexicanos que se instaló en la Argentina constituyen algunos de los elementos que abonan la hipótesis que siguen los investigadores del triple homicidio.
 
"Los mexicanos querían 700 kilogramos de efedrina. Pero Forza sólo tenía 500 kilogramos de ese precursor químico. De un día para el otro, apareció con el pedido completo. Aparentemente, cuando se les arruinó una importante producción de pastillas, los compradores mexicanos descubrieron que la efedrina había sido estirada. Entonces, lo habrían ido a buscar a Forza", explicó un informante que conocía al empresario asesinado con otros dos hombres de negocios en un zanjón de General Rodríguez.
 
Por tal motivo no habría sido casualidad que los tres cuerpos fueran abandonados en General Rodríguez. Allí, en un depósito, los policías que siguen la pista de los narcotraficantes mexicanos, encontró cinco tambores de 200 litros cada uno que tenían restos de efedrina (ver nota aparte).
 
En la misma semana en la que la policía desbarató el laboratorio de éxtasis instalado por los mexicanos en Ingeniero Maschwitz, los detectives de la Superintendencia de Investigaciones del Tráfico de Drogas Ilícitas irrumpieron en una "cocina de cocaína" en Derqui.
 
Ambos procedimientos se originaron a partir de dos llamadas anónimas realizadas al 911 en las que el informante aportó precisiones sobre direcciones y actividades que se realizaban en las dos casaquintas.
 
En el caso de Maschwitz, el informante dijo: "En Güemes, entre Quemes y Las Retamas hay una cocina de cocaína. Hay mucho movimiento. Habría entre ocho y diez personas y serían extranjeros". El único error era que no se trataba de una "cocina de cocaína", sino de un laboratorio de éxtasis. En realidad, la "cocina de cocaína" estaba en la otra casa, en Derqui.
 
Droguerías fantasma
Hasta el momento, Forza no aparece mencionado en la causa judicial que se instruye en el juzgado federal de Zárate-Campana, a cargo del juez Federico Faggionatto Márquez, entre los intermediarios que entregaron la efedrina a los mexicanos que instalaron el laboratorio clandestino en la quinta de Ingeniero Maschwitz.
 
No obstante, los investigadores no descartan la posibilidad de que la operación se hubiera concretado a través de alguna de las droguerías fantasma creadas por el empresario para aumentar su capacidad de compra y venta de efedrina.
 
"Los datos de los llamados anónimos que recibió la policía eran muy precisos. Solamente alguien que conociera muy bien lo que funcionaba en las dos quintas porque concurría a realizar entregas podía tener esa información. Alguien que estuviera desesperado ante la posibilidad de que pudieran matarlo, podría haber llamado a la policía. Así, lograría sacar del juego a aquellos a los que había traicionado", explicó una importante fuente de la investigación.
 
De todos los personajes involucrados en la investigación del laboratorio de Ingeniero Maschwitz, el único que apareció asesinado fue Forza.
 
Oscura trama
Forza fue secuestrado el 7 de agosto último junto con dos empresarios amigos: Damián Ferrón y Leopoldo Bina. Los tres cuerpos fueron hallados seis días después en un zanjón de General Rodríguez con 16 balazos. Los asesinos parecen haberse ensañado con Forza. El recibió tres balazos en la cabeza y cuatro en el tórax.
 
A partir del hallazgo de los cuerpos de los tres empresarios, quedó al descubierto una trama de organizaciones que comercializaban medicamentos robados y estafaban al Ministerio de Salud y Acción Social y al PAMI. En una de esas causas penales fue denunciado Forza. En relación con al misma maniobra, la ex titular del PAMI Graciela Ocaña denunció que uno de los empresarios involucrados en la defraudación amenazó con matarla. Mientras que en mayo último, Forza denunció que el mismo empresario sería el responsable si a él le pasaba algo.
 
Una camioneta Peugeot Partner que pertenecería a la distribuidora de medicamentos del empresario denunciado por Forza y por Ocaña fue vista cuando entraba y salía de la quinta de los narcotraficantes mexicanos en Ingeniero Maschwitz.
 
Perfil (30/08/2008)
 
Adelanto revista noticias
Triple crimen: el rol clave de la esposa de Forza
Solange Bellone sabe más de lo que admite y cae en contradicciones. Su participación activa en los negocios de su marido.
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29.08.2008 | 16:48
 
Antes de casarse, Solange ya había conseguido una participación activa en los negocios de Forza. | Foto: CEDOC
 Fotogalería  Ampliar Solange Bellone, de 31 años y viuda de Sebastián Forza, tiene ahora la llave para destrabar la investigación del triple crimen y aportar datos sobre quienes pudieron haber querido acribillar a su marido, a Damián Ferrón y a Leopoldo Bina. Ella sabe más de lo que admite, cae en contradicciones, pide que no se engañen con su marido.
 
Antes de casarse, Solange ya había conseguido una participación activa en los negocios de su marido. Según el boletín oficial, a fines de 2002, la nombraron presidenta de la empresa farmacéutica Seacamp SA (Baires Med, su nombre de fantasía), en la que su esposo figuraba como director suplente. Años después esta sociedad sería la que iba a aportar 200.000 pesos a la campaña de Cristina Fernández, pese a que sus finanzas estaban quebradas.
 
Cuando el matrimonio Forza inició su sociedad conyugal y comercial, apareció en escena un personaje que hoy, a la luz del crimen, toma especial relevancia: el socio Martín López Magallanes, que integró el directorio de Seacamp. Pero en 2004 se abrió y creó su propio emprendimiento: Droguería Unifarma SA, en el que puso como presidente a Ariel Villán. Este joven de 34 años se arrojó, el domingo 25, del 9º piso de su departamento matyerno.
 
Para los investigadores ambas empresas siguieron vinculándose. Por eso llamó la atención cuando Solange desmintió que Villán hubiera tenido vinculaciones comerciales con su marido. La viuda habla poco. Pero, cuando lo hace, suele cometer algunas contradicciones. ¿Por miedo?
 
 
INFOBAE (30/08/2008)
 
Sabado 30 de Agosto de 2008imprimirenviarajustar tamañoalertas"Mi hermano quiso abrirse en 2007, pero no lo dejaron"
Eduardo Vilán reveló en Radio 10 que fue testigo del momento en el que su hermano Ariel se tiró del noveno piso. "Él estaba muy mal pero era consciente de lo que pasaba", manifestó
 
 
Eduardo Vilán, hermano de Ariel, quien murió el domingo pasado al arrojarse de un noveno piso por su presunta vinculación con el triple crimen de General Rodríguez, contó que él le ofreció comprarle un pasaje para abandonar el país.
 
“Le dije que le compraba un pasaje para irse a España pero él me contestó que no llegaba ni al aeropuerto”, manifestó en Radio 10.
 
"Ariel se sentía perseguido. Seguro. Vino a la casa con lo que tenía puesto y no quería volver a su departamento. Le dije: 'Ariel querés que te mande a España'. Me dijo: 'al aeropuerto no llego'. Me decía: 'alejate, no te metas'".
 
Según contó Eduardo, su hermano Ariel había formado una sociedad con un presunto empresario llamado Magallanes y su tarea consistía en "ir a cobrar cheques".
 
"Mi hermano se quiso abrir en 2007, pero no lo dejaron. Parece que no pudo abrirse. Magallanes lo echó mucho después y le dio cheques rechazados", explicó el hermano del presunto suicida.
 
Eduardo aseguró que fue testigo del momento en el que su hermano se arrojó del balcón de la casa de sus padres: “Yo me fui y le dije que volvía en diez minutos. Cuando llamé el ascensor me di cuenta que me había olvidado algo y volví”.
 
Y siguió contando: “Al abrir la puerta él ya estaba en el balcón. Le grité ‘no, Ariel, no’ pero él me dijo ‘no me vas a detener’ y se tiró delante mío”.
 
“Todo lo que hizo Ariel lo hizo en un mal estado pero era consciente. El nunca se drogó ni tomó pastillas. Estaba en mal estado pero consciente de lo que pasaba”, finalizó.
 
 
Critica 31/08/2008
 
EN LOMAS DE ZAMORA
Encontraron el auto de Forza
El Mini Cooper de uno de los empresarios asesinados en General Rodríguez, y que usaba Ariel Vilán antes de suicidarse, fue hallado hoy  por la policía.
 
30.08.2008El auto modelo Mini Cooper de Sebastián Forza, uno de los empresarios asesinados en General Rodríguez, y que usaba Ariel Vilán antes de suicidarse, fue hallado hoy en Lomas de Zamora por personal policial.
 
El vehículo se encontraba en una estación de servicio Shell, situada en el cruce de las calles Pereyra Lucena e Hipólito Yrigoyen, "desde el jueves a las 23, cuando un desconocido de alrededor de 30 años lo dejó y nunca regresó a buscarlo", según confirmaron a DyN fuentes policiales.
 
El hallazgo del auto refuerza el vínculo establecido entre el triple crimen de General Rodríguez ocurrido hace dos semanas y el suicidio de Vilán, quien saltó al vacío desde un octavo piso de la casa de sus padres, en el barrio porteño de Boedo, el domingo pasado.
 
Si bien el hallazgo se produjo en el partido bonaerense de Lomas de Zamora, fue la Policía Federal y la Gendarmería las que realizaron las pericias en el lugar e informaron que el auto, de color verde y líneas blancas, se encontraba "abandonado pero en buen estado".
 
"La causa está bajo de secreto de sumario y no podemos revelar más datos", dijeron los investigadores.
 
En tanto, fuentes judiciales indicaron a los medios que Forza le había dado el auto en forma de pago a Vilán, y que tras el triple crimen el empresario decidió ponerlo a la venta.
 
Según el relato de los vecinos, Vilán usaba el auto a diario antes de las muertes de General Rodríguez, pero al estar todavía a nombre de Forza, lo llevó a una agencia de autos de Valentín Alsina. De acuerdo a esa hipótesis, el dueño de la concesionaria al enterarse del posible vínculo entre ambos hechos habría decidido dejar "sacárselo de encima".
 
Según la descripción del personal de la estación de servicio, donde hay una cochera de tres pisos, "un hombre de alrededor de 30 años lo dejó allí y nunca regresó a buscarlo" por lo que decidieron alertar a la policía.
 
Los papeles del auto fueron incautados en un lujoso departamento perteneciente a Forza, en la zona de Pilar, en el que se secuestraron otros seis automóviles de lujo.
 
Tras el hallazgo, la fiscal Ana Yacobucci y el juez Rodrigo Pagano Mata, que tienen a su cargo el expediente por el triple crimen, deberán establecer el vínculo del hecho con la muerte de Vilán, a cargo del juez de instrucción Marcelo Salvá, con intervención del fiscal Marcelo Solimine.
 
Perfil 31/08/2008
 DIARIO PERFIL
La clave del triple crimen estaría en una reunión entre los empresarios y narcos
Fue a metros del departamento de Forza, en Pilar. Los participantes
 
A medida que pasan las horas, nuevos elementos intentan rearmar la historia que involucra a decenas de empresarios, funcionarios y narcos vinculados principalmente por tres hechos policiales ocurridos en el último mes: el triple crimen de General Rodríguez, el allanamiento en la quinta de Ingeniero Maschwitz, donde funcionaba una cocina de drogas sintéticas, y el tiroteo en el Unicenter de Martínez, donde balearon a dos colombianos.
Casi todos los días surgen pistas y más pistas. Algunas están más relacionadas con un hecho que con otro; pero en algún punto se cruzan. El domingo pasado Ariel Vilán, un ex socio de Forza, se tiró de un noveno piso. Ayer el Minicooper que estaría a nombre de Forza, y que en los últimos tiempos manejaba Vilán, apareció en una estación de servicio Shell de Lomas de Zamora.
 
Uno de los denominadores comunes es el nombre de Forza, uno de los tres empresarios asesinados, y cuyo cuerpo apareció el 13 de agosto en un descampado de General Rodríguez, junto a los de Damián Ferrón y Leopoldo Bina.
 
La historia del triple crimen se podría empezar a contar, según una fuente calificada de la investigación, a partir de un lugar donde un grupo de personas reunidas arreglaba un negocio millonario. Fue a fines de junio. El lugar habría sido el bar Tucson de Pilar, ubicado en el kilómetro 50 de la ruta Panamericana; a escasos metros del Complejo Concord, donde Forza alquilaba un departamento, y que la semana pasada fue allanado por la Policía.
 
En esa reunión, habrían estado Forza, Ferrón, Ibar Pérez Corradi, el ex policía José Luis Salerno y un mexicano al que conocían con el nombre de “Rodri”. “El mexicano estaba en esa reunión porque quería comprar efedrina”, confirmó la fuente, que no pudo determinar si la compra era para el laboratorio que funcionaba en Maschwitz. En la lista de detenidos en la causa que tramita en el Juzgado Federal de Zárate-Campana a cargo de Federico Faggionato Márquez, hay una persona que se llama Rodrigo Rodríguez, es un ciudadano mexicano de 27 años y a, entender de los investigadores, sería el químico de la banda.
 
 
Infobae  31/08/2008
 
Domingo 31 de Agosto de 2008imprimirenviarajustar tamañoalertasInvestigan nexos entre un brutal homicidio y la matanza de General Rodríguez
Se trata de un empresario santacruceño secuestrado hace 20 días cuyo cadáver fue hallado con un balazo en el tórax y su cabeza aplastada. Intentan dilucidar si se dedicaba al transporte de efedrina
 
 
Con esto, se suma un nuevo eslabón a la oscura cadena de crímenes relacionado a la comercialización de productos farmacéuticos. En este caso se trata de otro macabro secuestro y posterior asesinato de un empresario del transporte de larga distancia de la localidad santacruceña de Caleta Olivia.
 
Según informaron fuentes de la investigación, se trata del empresario Dalmacio Antonio Gómez, de 52 años, quien fue secuestrado el lunes 11 de agosto pasado y cuyo cadáver recién fue encontrado cuatro días después, con un balazo en el tórax y su cabeza aplastada con la propia camioneta de la víctima, una Toyota Hilux.
 
De acuerdo a lo que pudo averiguarse, el rodado había sido encontrado abandonado el miércoles 13 de agosto, por la esposa del hombre, y en las ruedas se habían detectado rastros hemáticos. Finalmente, Gómez apareció asesinado en una zona conocida como La Cava Zaranda. Presentaba múltiples fracturas en rostro, tronco, brazos y piernas.
 
Dalmacio Gómez, según reveló su propia esposa Mabel Cordero, "no tenía deudas ni enemigos", aunque reconoció que "últimamente, decía que sabía quién vendía drogas". Los investigadores santacruceños de este caso siguieron varias hipótesis de trabajo, incluso teorías pasionales, pero durante los últimos días se concentraron en determinar los ingresos y egresos de las cuentas bancarias del hombre asesinado.
 
Una alta fuente judicial de los crímenes relacionados a la venta de precursores químicos sostuvo que "la punta de la efedrina nos abrió el juego a todo el país, entonces estamos trabajando sobre posibles abastecedores del interior". Es que, apuntó el vocero, "la prohibición en México disparó el precio, y lo que acá vale 2.000 dólares el kilo, en México se paga unas 25 veces más, aunque depende el comprador".
 
De acuerdo al rompecabezas que arman los investigadores, se cree que Forza "y otros proveedores farmacéuticos locales" aprovecharon la prohibición de la venta de efedrina en México (en diciembre del año pasado) para abastecer a compradores mexicanos y colombianos. De hecho, trascendió que el colombiano sobreviviente de la masacre en el Shopping Unicenter, donde fueron acribillados dos compatriotas vinculados al narcotráfico, mantuvo varios contactos telefónicos con Forza.
 
Con este escenario, que se bifurca a laboratorios y droguerías del interior del país, como Salta y Santa Fe, donde se realizaron varios operativos, ahora las pistas apuntan al cruento crimen del empresario Gómez, quien poseía una compañía de camiones preparados para el transporte de sustancias líquidas, de mediana y larga distancia.
 
Clarín 31/08/2008
 
CRIMENES MAFIOSOS: UNA NUEVA HIPOTESIS APUNTA A QUE LOS MATARON OTROS PROVEEDORES DE LOS NARCOS Triple crimen Las víctimas pensaban que iban a una fiesta
El día en que desaparecieron fueron citados para cerrar un trato y después festejarlo en una quinta del conurbano. Se dieron cuenta de que era una trampa recién cuando llegaron. Los habrían matado allí y no en el zanjón donde los hallaron. Por:  Rolando Barbano
Miles de personas habían pasado la noche frente a la iglesia de San Cayetano, en Liniers, para entrar bien temprano a rezarle al Patrono del pan y del trabajo. Sebastián Forza se levantó en Pilar ese jueves 7 de agosto, desayunó en el bar Open del Complejo Concord -donde tenía una oficina que a veces usaba como departamento de soltero- y salió, justamente, hacia Liniers. Tenía seis coches de lujo. Pero eligió uno discreto: su Peugeot 206. Llegó en poco más de 25 minutos de viaje por Panamericana y General Paz. Buscó la parrilla "Lisandro" -a pocas cuadras de San Cayetano, del otro lado de la vía- y entró. Lo esperaban.
 
En una mesa estaba Leonardo Bina, un hombre de buen físico con el que solían compartir horas de entrenamiento en el gimnasio del barrio. Un par de horas antes, Bina había desayunado con su hija y luego se la había llevado a la madre. Tenía pensado ir durante el día a comprarse ropa para una fiesta de 15 y hasta le había ofrecido a su mamá llevarla a hacer un trámite. "Gracias, ya pedí un remís", le contestó ella.
 
Ya eran algo más de las 12. Forza y Bina tomaron algo y salieron un largo rato después, para encontrarse en la vereda con una mujer que aún no pudo ser identificada por los investigadores. Hablaron con ella y se alejaron caminando. Nadie vio exactamente dónde fueron, pero por indicios posteriores se sabe que subieron a un auto (¿el Peugeot?) para enfilar otra vez hacia la General Paz y subir a la autopista. Tomaron hacia el Centro, cruzaron la 9 de Julio y siguieron por el ramal a La Plata. Pasaron el peaje de Dock Sud y buscaron la segunda salida, hacia el centro de compras Wal Mart de Sarandí.
 
Allí, en el patio de comidas, los esperaban tres personas: los testigos los describieron como "un hombre gordo, uno flaco y una mujer" (¿la misma de Liniers?), que aún no fueron identificadas. También se les sumó allí Damián Ferrón, que había llegado en su camioneta Suzuki Vitara.
 
Ferrón, socio del ex policía José Luis Salerno en una droguería, había empezado su mañana mirando el partido de la Selección Argentina en los Juegos Olímpicos. A las 11 había dejado su departamento de Lugano -se cruzó con el encargado- y había arrancado para la zona sur del conurbano. A las 12.30 habló con su hermano Diego: "Tengo una reunión en Quilmes y estoy por esta zona", le dijo. De allí se fue al Wal Mart.
 
El grupo apuró los cafés y salió. Sólo tres de sus integrantes sabían verdaderamente hacia dónde iban; Forza, Bina y Ferrón, en cambio, estaban convencidos de que irían a una fiesta. Que iban a cerrar un negocio y después festejarían. La cita era en una quinta del conurbano. Y hasta allí fueron por propia voluntad. Entusiasmados. No hubo secuestro sino emboscada. Ni en sus peores sueños imaginaron que viajaban hacia la muerte.
 
Así se puso en marcha el engranaje que terminaría con sus cuerpos en un zanjón de General Rodríguez, según manejan por estas horas los principales referentes de la investigación. "No es que los secuestraron en Capital o en Provincia. Fueron adonde los habían citado para festejar que entraban al mundo de la plata grande", contaron a Clarín las fuentes del caso.
 
Hasta la quinta, ubicada presumiblemente en el segundo cordón del conurbano oeste, viajaron en dos vehículos. Uno era la Suzuki Vitara de Ferrón. Sebastián Forza iba con él (allí quedó su pistola). Bina pudo ir con ellos o en el otro auto. Casi con seguridad pasaron por los peajes de Dock Sud, de la autopista 25 de Mayo y de la autopista del Oeste. Los investigadores están revisando, minuto a minuto, las grabaciones de esos peajes. En el Wal Mart de Sarandí hay cámaras de seguridad, pero las imágenes no quedan grabadas.
 
¿Qué pasó después? A las 14.30, un empleado del ex policía Salerno llamó a Ferrón para preguntarle "cómo andaban las cosas". Dijo que lo hizo por rutina, sin saber qué "cosas" estaban en marcha, pero su testimonio dejó dudas.
 
Al rato, el grupo llegó a la quinta, que aún no fue ubicada. "Puede ser en General Rodríguez, en Marcos Paz o en Francisco Alvarez, por la zona donde se registró la señal del celular de Ferrón por última vez, el jueves a la tarde".
 
Allí, les hicieron saber rápidamente que no habría fiesta. Los amenazaron y los maniataron. Quedaron prisioneros algunas horas. Tal vez hasta la noche del viernes. Y los mataron allí mismo.
 
"Por la forma en que estaban en el zanjón de la ruta 6, los cadáveres fueron acomodados. Estamos casi seguros de que los llevaron allí para tirarlos. No hubo crimen en ese sitio: ya estaban muertos", contaron las fuentes.
 
Los cuerpos, juntos, acribillados en un zanjón, no fueron el primer mensaje que dejaron los asesinos. Antes habían llevado la Suzuki de Ferrón hasta la Capital. ¿Cómo hicieron para incendiarla sin que ningún vecino los viera junto al vehículo cuando comenzó a arder? Los investigadores que siguen esa parte del caso lo cuentan así: "La trajeron desde el conurbano con los asientos delanteros empapados en combustible. Los inundaron como si fuesen una esponja. El conductor la estacionó en la calle Galicia, bajó y se fue, pero dejó la ventanilla baja. Un rato después, cuando ya era de noche y vieron que no pasaba nada, pasaron con otro coche y le tiraron un bollo de papel encendido adentro. Por eso algunos vecinos que ven las llamas no ven a nadie salir corriendo". La explicación es absolutamente verosímil.
 
Es difícil entender por qué llevaron la camioneta a Flores en lugar de tirarla en cualquier descampado de los que abundan en el conurbano. ¿Fue un mensaje para Ariel Vilán, otro socio de Forza cuya droguería (Unifarma) queda a sólo ocho cuadras de ese lugar? Si fue así, lo recibió: Vilán saltó desde el 9° piso del edificio donde vive su madre, en Boedo, apenas unos días después. Tras su muerte, alguien tiró una bolsa con chequeras en el mismo barrio: quisieron mostrar que Vilán había extendido cheques a nombre de Forza.
 
El Peugeot de Forza apareció en la calle Solís de Constitución. Es más difícil explicar eso. Pudo ser que Forza lo dejara en Sarandí porque viajaría con Ferrón hacia el oeste y que los asesinos lo "metieran" a la Capital para reforzar el mensaje de la Suzuki. Salvo por la zona de Puerto Madero -donde hay mucha vigilancia de Prefectura-, Constitución es el primer barrio donde se puede bajar de la autopista viniendo de Sarandí. No hubo fuego en este caso. Sólo llaves puestas. Y ninguna huella. Ni siquiera en el volante.
 
"Lo más extraño es que los testigos dicen haberlo visto estacionado allí desde el mismo jueves a la mañana. O se confunden, o nos falta una pieza en el rompecabezas", dijeron las fuentes a Clarín. "Otra cosa rara es que quien lo encontró no fue la Policía, sino Solange, la esposa de Forza". La mujer también fue la primera en ir a la parrilla "Lisandro" a averiguar por su marido. ¿Sabe más de lo que dice?
 
Aún antes del hallazgo de los cuerpos, ocurrido el miércoles 13, los investigadores ya estaban convencidos de que el tema de fondo era la efedrina. Y, tal como viene informando Clarín desde entonces, la pista más firme apunta a negocios de Forza y sus amigos con narcos mexicanos.
 
Sin embargo, no son mexicanos los principales sospechosos de ordenar y consumar el crimen. Los investigadores están convencidos de que los asesinatos fueron el resultado de una disputa entre argentinos por el negocio de proveerles a los mexicanos. "Alguien invitó a Forza al negocio, y él después metió a su gente y quiso agarrar todo. Así terminó", aseguran.
 
TRABAJABA EN GENERAL RODRIGUEZ Y LO VINCULAN CON NARCOS MEXICANOS Piden la captura de un funcionario municipal
Alquilaba un galpón donde se hallaron tambores con anfetaminas.  LA QUINTA. EL LABORATORIO DE MASCHWITZ DONDE CAYERON LOS NARCOS.
 
 
Después de un allanamiento realizado en un galpón donde se encontraron tambores que supuestamente contenían anfetaminas, la Justicia ordenó la detención de un funcionario de la Municipalidad de General Rodríguez. Hasta anoche, el sospechoso seguía prófugo.
 
Se trata de Manuel Poggi, quien era el director de Desarrollo Industrial de General Rodríguez. El hombre le alquiló a un vecino el galpón donde se hallaron los químicos, que habrían sido depositados allí por mexicanos.
 
El procedimiento fue ordenado por el juez federal Federico Faggionatto Márquez, en el marco de la causa que investiga a la banda de narcotraficantes mexicanos que fueron detenidos el 18 de julio en un laboratorio clandestino de drogas sintéticas instalado en una quinta de Ingeniero Maschwitz.
 
Esos mexicanos habrían tenido vínculos con Sebastián Forza. Lo curioso es que este empresario apareció asesinado junto a Damián Ferrón y Leopoldo Bina en el mismo partido de General Rodríguez. Todavía no está clara la posible vinculación entre los crímenes y el galpón alquilado por el funcionario Poggi.
 
"El jueves a la tarde, Poggi presentó la renuncia a su cargo en el Municipio. Dijo que era por motivos personales. Trabajaba aquí desde 2001 y a su cargo llegó por concurso. Como profesional era muy bueno y cumplía a la perfección. Pero yo no sé qué hacía con su vida privada. Traté de hablar con él, pero no lo pude localizar", le explicó Marcelo Coronel, intendente de Rodríguez, a Clarín.
 
El intendente contó que el galpón está ubicado sobre Hipólito Yrigoyen (ex ruta 7), a siete cuadras del municipio. "El lugar es de un gomero, que se lo alquiló a Poggi. No sé si a su vez él lo subalquilaba", relató Coronel.
 
La orden de captura contra Poggi se libró el viernes a la noche, luego de que la delegación policial Zárate-Campana allanara el galpón y encontrara 5 tanques que tenían una "resina cristalina".
 
Según los primeros peritajes efectuados por la Policía Científica se trata de "un genérico de anfetamina (la cual se fabrica con efedrina)", pero faltan pruebas para determinar exactamente qué es.
 
"Había 30 ó 40 tambores dentro del galpón. El (por Poggi) se hizo cargo del contrato conmigo, pero acá venían 4 ó 5 mexicanos y de lo único que hablamos era de fútbol. Ahora nos damos cuenta de todo, Pagaron un alquiler alto. Yo creía que la renta tenía relación con el paro del campo y que en los tambores había aceite", explicó a la agencia Télam el dueño del galpón, Oscar Carrizo.
 
En el marco de la misma investigación, se hicieron tres allanamientos a droguerías en las últimas horas: dos en la provincia de Santa Fe y el tercero en Villa Devoto.
 
 
CRIMENES MAFIOSOS: UNA NUEVA HIPOTESIS APUNTA A QUE LOS MATARON OTROS PROVEEDORES DE LOS NARCOS Triple crimen Las víctimas pensaban que iban a una fiesta
El día en que desaparecieron fueron citados para cerrar un trato y después festejarlo en una quinta del conurbano. Se dieron cuenta de que era una trampa recién cuando llegaron. Los habrían matado allí y no en el zanjón donde los hallaron. Por:  Rolando Barbano
 
Miles de personas habían pasado la noche frente a la iglesia de San Cayetano, en Liniers, para entrar bien temprano a rezarle al Patrono del pan y del trabajo. Sebastián Forza se levantó en Pilar ese jueves 7 de agosto, desayunó en el bar Open del Complejo Concord -donde tenía una oficina que a veces usaba como departamento de soltero- y salió, justamente, hacia Liniers. Tenía seis coches de lujo. Pero eligió uno discreto: su Peugeot 206. Llegó en poco más de 25 minutos de viaje por Panamericana y General Paz. Buscó la parrilla "Lisandro" -a pocas cuadras de San Cayetano, del otro lado de la vía- y entró. Lo esperaban.
 
En una mesa estaba Leonardo Bina, un hombre de buen físico con el que solían compartir horas de entrenamiento en el gimnasio del barrio. Un par de horas antes, Bina había desayunado con su hija y luego se la había llevado a la madre. Tenía pensado ir durante el día a comprarse ropa para una fiesta de 15 y hasta le había ofrecido a su mamá llevarla a hacer un trámite. "Gracias, ya pedí un remís", le contestó ella.
 
Ya eran algo más de las 12. Forza y Bina tomaron algo y salieron un largo rato después, para encontrarse en la vereda con una mujer que aún no pudo ser identificada por los investigadores. Hablaron con ella y se alejaron caminando. Nadie vio exactamente dónde fueron, pero por indicios posteriores se sabe que subieron a un auto (¿el Peugeot?) para enfilar otra vez hacia la General Paz y subir a la autopista. Tomaron hacia el Centro, cruzaron la 9 de Julio y siguieron por el ramal a La Plata. Pasaron el peaje de Dock Sud y buscaron la segunda salida, hacia el centro de compras Wal Mart de Sarandí.
 
Allí, en el patio de comidas, los esperaban tres personas: los testigos los describieron como "un hombre gordo, uno flaco y una mujer" (¿la misma de Liniers?), que aún no fueron identificadas. También se les sumó allí Damián Ferrón, que había llegado en su camioneta Suzuki Vitara.
 
Ferrón, socio del ex policía José Luis Salerno en una droguería, había empezado su mañana mirando el partido de la Selección Argentina en los Juegos Olímpicos. A las 11 había dejado su departamento de Lugano -se cruzó con el encargado- y había arrancado para la zona sur del conurbano. A las 12.30 habló con su hermano Diego: "Tengo una reunión en Quilmes y estoy por esta zona", le dijo. De allí se fue al Wal Mart.
 
El grupo apuró los cafés y salió. Sólo tres de sus integrantes sabían verdaderamente hacia dónde iban; Forza, Bina y Ferrón, en cambio, estaban convencidos de que irían a una fiesta. Que iban a cerrar un negocio y después festejarían. La cita era en una quinta del conurbano. Y hasta allí fueron por propia voluntad. Entusiasmados. No hubo secuestro sino emboscada. Ni en sus peores sueños imaginaron que viajaban hacia la muerte.
 
Así se puso en marcha el engranaje que terminaría con sus cuerpos en un zanjón de General Rodríguez, según manejan por estas horas los principales referentes de la investigación. "No es que los secuestraron en Capital o en Provincia. Fueron adonde los habían citado para festejar que entraban al mundo de la plata grande", contaron a Clarín las fuentes del caso.
 
Hasta la quinta, ubicada presumiblemente en el segundo cordón del conurbano oeste, viajaron en dos vehículos. Uno era la Suzuki Vitara de Ferrón. Sebastián Forza iba con él (allí quedó su pistola). Bina pudo ir con ellos o en el otro auto. Casi con seguridad pasaron por los peajes de Dock Sud, de la autopista 25 de Mayo y de la autopista del Oeste. Los investigadores están revisando, minuto a minuto, las grabaciones de esos peajes. En el Wal Mart de Sarandí hay cámaras de seguridad, pero las imágenes no quedan grabadas.
 
¿Qué pasó después? A las 14.30, un empleado del ex policía Salerno llamó a Ferrón para preguntarle "cómo andaban las cosas". Dijo que lo hizo por rutina, sin saber qué "cosas" estaban en marcha, pero su testimonio dejó dudas.
 
Al rato, el grupo llegó a la quinta, que aún no fue ubicada. "Puede ser en General Rodríguez, en Marcos Paz o en Francisco Alvarez, por la zona donde se registró la señal del celular de Ferrón por última vez, el jueves a la tarde".
 
Allí, les hicieron saber rápidamente que no habría fiesta. Los amenazaron y los maniataron. Quedaron prisioneros algunas horas. Tal vez hasta la noche del viernes. Y los mataron allí mismo.
 
"Por la forma en que estaban en el zanjón de la ruta 6, los cadáveres fueron acomodados. Estamos casi seguros de que los llevaron allí para tirarlos. No hubo crimen en ese sitio: ya estaban muertos", contaron las fuentes.
 
Los cuerpos, juntos, acribillados en un zanjón, no fueron el primer mensaje que dejaron los asesinos. Antes habían llevado la Suzuki de Ferrón hasta la Capital. ¿Cómo hicieron para incendiarla sin que ningún vecino los viera junto al vehículo cuando comenzó a arder? Los investigadores que siguen esa parte del caso lo cuentan así: "La trajeron desde el conurbano con los asientos delanteros empapados en combustible. Los inundaron como si fuesen una esponja. El conductor la estacionó en la calle Galicia, bajó y se fue, pero dejó la ventanilla baja. Un rato después, cuando ya era de noche y vieron que no pasaba nada, pasaron con otro coche y le tiraron un bollo de papel encendido adentro. Por eso algunos vecinos que ven las llamas no ven a nadie salir corriendo". La explicación es absolutamente verosímil.
 
Es difícil entender por qué llevaron la camioneta a Flores en lugar de tirarla en cualquier descampado de los que abundan en el conurbano. ¿Fue un mensaje para Ariel Vilán, otro socio de Forza cuya droguería (Unifarma) queda a sólo ocho cuadras de ese lugar? Si fue así, lo recibió: Vilán saltó desde el 9° piso del edificio donde vive su madre, en Boedo, apenas unos días después. Tras su muerte, alguien tiró una bolsa con chequeras en el mismo barrio: quisieron mostrar que Vilán había extendido cheques a nombre de Forza.
 
El Peugeot de Forza apareció en la calle Solís de Constitución. Es más difícil explicar eso. Pudo ser que Forza lo dejara en Sarandí porque viajaría con Ferrón hacia el oeste y que los asesinos lo "metieran" a la Capital para reforzar el mensaje de la Suzuki. Salvo por la zona de Puerto Madero -donde hay mucha vigilancia de Prefectura-, Constitución es el primer barrio donde se puede bajar de la autopista viniendo de Sarandí. No hubo fuego en este caso. Sólo llaves puestas. Y ninguna huella. Ni siquiera en el volante.
 
"Lo más extraño es que los testigos dicen haberlo visto estacionado allí desde el mismo jueves a la mañana. O se confunden, o nos falta una pieza en el rompecabezas", dijeron las fuentes a Clarín. "Otra cosa rara es que quien lo encontró no fue la Policía, sino Solange, la esposa de Forza". La mujer también fue la primera en ir a la parrilla "Lisandro" a averiguar por su marido. ¿Sabe más de lo que dice?
 
Aún antes del hallazgo de los cuerpos, ocurrido el miércoles 13, los investigadores ya estaban convencidos de que el tema de fondo era la efedrina. Y, tal como viene informando Clarín desde entonces, la pista más firme apunta a negocios de Forza y sus amigos con narcos mexicanos.
 
Sin embargo, no son mexicanos los principales sospechosos de ordenar y consumar el crimen. Los investigadores están convencidos de que los asesinatos fueron el resultado de una disputa entre argentinos por el negocio de proveerles a los mexicanos. "Alguien invitó a Forza al negocio, y él después metió a su gente y quiso agarrar todo. Así terminó", aseguran.
 
 
PUNTO DE VISTA El gran pez
Por:  Héctor Gambini
A esta altura parece indiscutible que a la llave para abrir el triple crimen le queda más cómoda la cerradura de Sebastián Forza. El recibió más disparos que sus compañeros de tragedia, y su nombre es un imán para cada nueva pista en el caso: el hombre que se tiró de un balcón, los narcos mexicanos, los oscuros personajes que se enriquecían con el PAMI y con el Hospital Francés. El fue, de los tres, quien estaba amenazado de muerte. Y la DEA norteamericana aún investiga por tráfico de efedrina a un ex socio... suyo. En ese entramado parece claro que Forza fue quien convocó a Ferrón y Bina para el negocio "salvador" que tenía entre manos. Acaso una veta a la que accedió -igual que otros- por convocatoria de alguien grande en el negocio. Si saltó luego a ese intermediario y contactó él solo a los acaudalados clientes extranjeros, creyó que lo citaban para festejar el nuevo trato. Una emboscada del gran pez para que todos vean cuánto puede costar querer pasarlo.
 
 
 
31/08/2008 – Clarin
RELACIONES COMERCIALES DEL JOVEN ASESINADO CON GOBIERNOS Y EMPRESAS PROVEEDORAS DEL ESTADO
La trama político-sindical de los negocios farmacéuticos de Forza
El empresario vendió remedios por seis millones de pesos al Hospital Francés. Por:  Daniel Santoro
Desde el menemismo, Sebastián Forza tenía tejida una amplia red de negocios con políticos y sindicalistas que mantuvo lubricada hasta su asesinato.
 
Además de haber participado de dudosas licitaciones para la venta de medicamentos al PAMI durante el gobierno de Carlos Menem, Forza vendió en el 2006 remedios por "unos 6 millones de pesos al Hospital Francés", afirmó una alta fuente del Gobierno consultada por Clarín.
 
La fuente precisó que antes de que el ex presidente Néstor Kirchner interveniera el Francés, Forza, a través de su empresa Bairesmed, "entregó medicamentos por 1,7 millones de pesos" a la fundación que manejaba el hospital.
 
Después, durante la intervención de José Luis Salvatierra -un abogado de confianza del superintendente del Servicio de Salud, Héctor Capaccioli-, el Francés "compró remedios por casi 4 millones de pesos".
 
En noviembre de 2006, la entonces titular del PAMI, Graciela Ocaña, asumió la intervención del Francés, tras la escandalosa pelea entre la comisión gremial interna y un grupo de militantes kirchneristas liderados por Sergio "Tuto" Muhamad.
 
Después de ese momento hasta la fecha, las compras del hospital a Forza "fueron de unos 500 mil pesos", agregó la fuente.
 
Consultado por Clarín, Salvatierra negó haber hecho compras a Bairesmed y amenazó con iniciar un juicio por calumnias e injurias a este diario.
 
Salvatierra, que no quiso hacer más comentarios, está procesado como supuesto instigador de los incidentes encabezados por "Tuto" Muhamad.
 
La información de las compras a la firma del asesinado empresario surge también de decenas de órdenes de compra, recibos y órdenes de pago a los que accedió Clarín (ver facsímil) en fuentes vinculadas al Hospital Francés.
 
También hay recibos de compras, por montos menores, a la Droguería Unifarma del socio de Forza, el suicidado empresario Ariel Vilán.
 
Ninguna de las fuentes vinculó estas ventas con el asesinato de los tres jóvenes empresarios, pero sí al submundo de la política y el sindicalismo.
 
Como otro ejemplo de esos vínculos, el interventor nombrado por Ocaña, Carlos Castrillón denunció ante el juez federal Daniel Rafecas un convenio de prestación de servicios médicos que su antecesor había firmado con la empresa National Advisors. Castrillón sostuvo que la contratación fue "innecesaria y sobreabundante" ya que los servicios los podía dar el propio personal médico del Francés. Salvatierra negó también haber cometido irregularidades en este caso.
 
Por otra parte, Castrillón también hizo suya una denuncia contra la droguería San Javier por haber intentado supuestamente cobrar a los socios del Francés medicamentos entregados en forma gratuita por el Estado. Además, San Javier "tuvo vínculos comerciales con Forza",según una alta fuente del Gobierno.
 
Y en los noventa San Javier habría hecho negocios con el ex gerenciador del PAMI Rubén Romano, el hombre que pasó de ordenanza de Encotel a millonario durante el menemismo. Ocaña, antes de asumir el Ministerio de Salud y desde la dirección del PAMI, denunció a Romano ante la Justicia en varias causas, luego de relacionarlo con el dirigente gastronómico Luis Barrionuevo. También pidió que la Justicia investigue el origen de 10 millones de euros que Romano tiene depositados supuestamente en Suiza y en paraísos fiscales.
 
Ocaña también supone que Romano tuvo negocios con Forza. Es que en el PAMI Romalá, Bairesmed y Droguería Unifarma del suicidado Ariel Vilán aparecían sugestivamente juntas en las licitaciones. Las relaciones comerciales de Vilán iban más allá de Forza. En la Inspección General de Justicia aparece como director de una extraña firma exportadora: Netrix.
 
 
 
PERFIL 31/08/2008
 
Lo vinculan con los narcos
Poggi, el funcionario K que presentó la renuncia y ahora escapa de la Justicia
Estaba a cargo del área de Producción, Desarrollo y Política Ambiental de la Municipalidad de General Rodríguez. El viernes pasado dejó el cargo cuando se supo que había alquilado un galpón donde supuestamente los narcos guardaban tambores con metanfetaminas. En la gestión anterior había renunciado acusado por corrupción.
Por Laura Gambale/R. Alegre/ R. Ayerdi
 
 
Desaparecido. Poggi se alejó del cargo y de la ciudad. El juez que entiende en la causa pidió la captura internacional.
En las primeras horas de la madrugada del sábado, el juez Federico Faggionato Márquez, a cargo del Juzgado Federal de Zárate-Campana, realizó el pedido de detención del ex funcionario Manuel Poggi, que dejó su cargo en el área de Producción, Desarrollo y Política Ambiental el viernes pasado luego de presentar la renuncia. La Policía fue a buscarlo a la casa, ubicada en la calle Intendente Mari 1243, pero no lo encontró, por lo que automáticamente el juez ordenó el pedido de captura nacional e internacional.
 
En el pueblo de General Rodríguez, a Manuel Poggi se lo conoce como “el recaudador”, comentó un periodista de un medio local. “Es uno de los hombres de confianza del intendente K Jorge Marcelo Coronel, como también lo es el secretario de Producción, Armando Borches”, sumó su voz Sergio Maffia, funcionario público de esa localidad y ex candidato a intendente por el bloque peronista, y recordó “el famoso caso de corrupción de estafa de planes sociales en el que Poggi estuvo involucrado y por el que debió dejar su cargo público en la anterior gestión”.
 
Voces muy cercanas a Osvaldo Carrizo, dueño del galpón alquilado por Poggi, que fue utilizado durante tres meses y medio por un grupo de mexicanos, aseguraron que “Armando Borches, y la encargada de la relaciones públicas de la misma secretaría, Cristina Cosentino, estaban involucrados en el negocio, y esta última realizaba llamados periódicos al galpón”. Maffia destacó que “el mismo Carrizo comentó a un periodista local de Diario Acción que para realizar el acuerdo de alquiler con Poggi recibió varios llamados de la Secretaría de Producción”, y remató: “Si el negocio era tan privado o personal como pretende mostrar Poggi, ¿por qué se ocupaba de asuntos privados en horarios en que debía estar cumpliendo con su función pública?”. Desde el gobierno municipal, el intendente Coronel decidió no hacer declaraciones mediáticas aunque expresó, a través de un comunicado oficial, que “el Municipio dispuso la inmediata aceptación de la renuncia” y aseguró desconocer “cualquier actividad y/o tareas particulares que el Sr. Manuel Poggi realizara hasta la fecha”.
 
Maffia, por último, cuestionó una de las últimas acciones de la gestión de Coronel: “Hace pocos meses un grupo de colombianos compró grandes extensiones de tierra en el barrio Vista Linda, sobre la calle que lleva el mismo nombre. Luego de esa compra, el intendente decidió cerrar la calle a la altura del terreno recién vendido, en perjuicio de los habitantes, y anular el paso público con una tranquera”, y dedicó el bocadillo final a la mujer del intendente y senadora Adelma Arguissain, a la que tildó de “poco confiable” ya que “estuvo involucrada en una causa de corrupción, por haber sido la garante de un desarmadero de la zona”.
 
Sigue
Perfil de un intendente cuestionado
 
Marcelo Coronel ingresó a la política después de haber trabajado en la fábrica La Serenísima del distrito que hoy preside. En 1995 ingresó a la municipalidad que en aquel entonces comandaba Oscar Di Landro. El primer cargo que ocupó Coronel fue de director de Casas de Tierras.
 
En poco tiempo el actual jefe comunal logró convertirse en el delfín de Di Landro y llegó a ocupar la secretaría de hacienda. En 2003 y tras tres períodos de Di Landro al frente del municipio, Coronel se convirtió en el candidato a intendente de General Rodríguez.
 
Casado con la senadora provincial Adelma Arguisain, Coronel es fuertemente cuestionado en su municipio. De acuerdo a la planilla de sueldos, cobraría 35 mil pesos mensuales. La familia de Arguisain es la dueña de la única empresa de transporte público de General Rodríguez, llamada El nuevo Ceibo SRL. En 2003, Coronel obtuvo la victoria por 700 votos, mientras que en 2007 ganó por sólo 200 votos. Lo llaman “el último felipista”, mientras estaba el conflicto con el campo, en General Rodríguez se inauguró un paso a nivel. La cinta la cortó Elena Chávez, mujer de Felipe Solá.
 
PERFIL 31/08/2008
 
la trama secreta
La reunión clave, antes del triple crimen
Sebastián Forza y Damián Ferrón, dos de los tres empresarios que fueron acribillados a tiros en un zanjón de General Rodríguez, participaron de una reunión de negocios con uno de los mexicanos que fue detenido en el laboratorio de drogas de Ingeniero Maschwitz. Se llevó a cabo a fines de junio en un bar de Pilar. También estuvieron el ex policía Salerno y otro hombre vinculado a una empresa de salud. En julio se juntaron otra vez. Horas antes de la desaparición de los empresarios, se produjo el tercer y último encuentro. Creen que las víctimas no cumplieron lo pactado.
Por Gabriela Oprandi
 
 
Hallazgo. Ayer en una estación de servicio de Lomas de Zamora, encontraron el Minicooper que estaba a nombre de Forza, pero que en los últimos tiempo usaba Vilán.
A medida que pasan las horas, nuevos elementos intentan rearmar la historia que involucra a decenas de empresarios, funcionarios y narcos vinculados principalmente por tres hechos policiales ocurridos en el último mes: el triple crimen de General Rodríguez, el allanamiento en la quinta de Ingeniero Maschwitz, donde funcionaba una cocina de drogas sintéticas, y el tiroteo en el Unicenter de Martínez, donde balearon a dos colombianos.
 
Casi todos los días surgen pistas y más pistas. Algunas están más relacionadas con un hecho que con otro; pero en algún punto se cruzan. El domingo pasado Ariel Vilán, un ex socio de Forza, se tiró de un noveno piso. Ayer el Minicooper que estaría a nombre de Forza, y que en los últimos tiempos manejaba Vilán, apareció en una estación de servicio Shell de Lomas de Zamora.
 
Uno de los denominadores comunes es el nombre de Forza, uno de los tres empresarios asesinados, y cuyo cuerpo apareció el 13 de agosto en un descampado de General Rodríguez, junto a los de Damián Ferrón y Leopoldo Bina.
 
La historia del triple crimen se podría empezar a contar, según una fuente calificada de la investigación, a partir de un lugar donde un grupo de personas reunidas arreglaba un negocio millonario. Fue a fines de junio. El lugar habría sido el bar Tucson de Pilar, ubicado en el kilómetro 50 de la ruta Panamericana; a escasos metros del Complejo Concord, donde Forza alquilaba un departamento, y que la semana pasada fue allanado por la Policía.
 
En esa reunión, habrían estado Forza, Ferrón, Ibar Pérez Corradi, el ex policía José Luis Salerno y un mexicano al que conocían con el nombre de “Rodri”. “El mexicano estaba en esa reunión porque quería comprar efedrina”, confirmó la fuente, que no pudo determinar si la compra era para el laboratorio que funcionaba en Maschwitz. En la lista de detenidos en la causa que tramita en el Juzgado Federal de Zárate-Campana a cargo de Federico Faggionato Márquez, hay una persona que se llama Rodrigo Rodríguez, es un ciudadano mexicano de 27 años y a, entender de los investigadores, sería el químico de la banda.
 
Después de esa reunión, vino la segunda que se realizó a mediados de julio en una oficina, donde las mismas personas estuvieron ultimando detalles, pero no se habría llegado a un acuerdo. O, si lo hubo y la venta de efedrina se realizó, puede que ésta haya sido adulterada; o que los comerciantes hayan recibido parte del pago por la mercadería y estos no entregaron la totalidad. Lo cierto es que éstas son dos de las hipótesis más fuertes que manejan las pesquisas.
 
El 18 de julio, días después de ese encuentro, y tras un operativo en una casaquinta de Ingeniero Maschwitz, cayó parte de la banda de narcos mexicanos. Fue un llamado al 911, que denunciaba que allí funcionaba una cocina de drogas lo que llevó a los investigadores al lugar. Uno de los elementos que se secuestró es la efedrina. Entre los detenidos estaba el argentino Luis Tarzia, el único que declaró en la causa, y que tendría entre sus contactos telefónicos a Sebastián F.
 
Tarzia, según consta en su declaración, era el contacto de la banda en la Argentina. El era el organizador y el que alquiló la quinta para Jesús Martínez Espinosa, líder de la banda y hoy prófugo.
 
Tres días después de los allanamientos, tres colombianos habrían visitado la farmacia de Forza de la calle Viamonte. El 24 de julio, en uno de los estacionamientos del Unicenter de Martínez, dos de esos colombianos murieron. Del tiroteo sobrevivió, Julián Jiménez Jaramillo, quien es hoy un testigo protegido.
 
El mismo día de los allanamientos en Maschwitz se allanaron dos domicilios en Martínez. En una de las viviendas encontraron una Peugeot Partner de un tal Romano, quien meses atrás habría amenazado a Forza. Ese auto fue visto varias veces en la quinta.
 
La tercera reunión existió pero llamativamente no fueron ni Pérez Corradi ni Salerno. La fecha de ese encuentro fue el 7 de agosto, día que los familiares de los empresarios los vieron con vida por última vez.
 
Sigue
Los protagonistas y sus vínculos
 
Sebastián Forza: empresario del rubro de los medicamentos. Aportó dinero a la campaña de Cristina Fernández de Kirchner. Lo mataron de siete balazos.
 
Damián Ferrón: empleado farmacéutico. Vinculado a Forza y Salerno. Recibió cuatro tiros.
 
Leopoldo Bina: publicista. Apareció en el zanjón junto a Forza y Ferrón.
 
Ibar Peréz Corradi: empresario farmacéutico y vinculado a los carteles mexicanos y colombianos. Dueño de Odin Concept.
 
José Luis Salerno: ex policía bonaerense y empresario de medicamentos.
 
Rodri: mexicano que participó de las reuniones de negocio entre los empresarios. Quería comprar efedrina. Los investigadores dicen que podría llegar a ser el químico de la banda.
 
Luis Tarzia: vinculado a Forza por un número de teléfono. Era el organizador de la banda de narcos mexicanos de Ingeniero Maschwitz en la Argentina.
 
Ariel Vilán: era socio de Forza. Se arrojó al vacío el domingo pasado. Ayer el Minicooper que manejaba, pero que estaría a nombre de Forza, fue encontrado en el garaje de una estación de servicio de Lomas de Zamora.
 
 
 
LA NACIÓN 31/08/2008
 
Triple crimen de General Rodríguez
Se complica más la situación del funcionario kirchnerista prófugo
La policía allanó durante la madrugada las oficinas y la casa de Manuel Poggi, director de Desarrollo Industrial de General Rodríguez; secuestraron documentación que podría implicarlo más en el caso
Noticias de Información general: anterior | siguiente Domingo 31 de agosto de 2008 | 16:21 (actualizado hace 1 hora 55 minutos) Enviá tu comentarioVer comentarios de lectores (6)
I
 
La policía allanó las oficinas y la casa del funcionario municipal de General Rodríguez que se encuentra prófugo, acusado de alquilar un galpón en el que había droga llevada allí por mexicanos, y encontró una copia del contrato del predio y otros documentos de interés para la causa.
 
Fuentes de la investigación informaron a la agencia estatal Télam que en la documentación incautada constan los registros de una empresa con "un nombre de fantasía mexicano".
 
Los allanamientos fueron realizados entre anoche y esta madrugada en la sede de la Municipalidad de General Rodríguez, un edificio lindero y una casa ubicada en Intendente Manny al 1200, de esa localidad bonaerense.
 
En esos tres inmuebles trabajaba y residía Manuel Poggi, quien hasta hace tres días se desempeñaba como director de Desarrollo Industrial de dicha municipalidad, de la que se pidió una licencia por motivos personales, dijeron los informantes.
 
Detención. Poggi actualmente cuenta con un pedido de detención ordenado por el juez federal de Zárate-Campana, Federico Faggionatto Márquez, quien investiga la producción de drogas sintéticas en una casa quinta de Ingeniero Maschwitz, donde en julio pasado fueron detenido nueve mexicanos y un argentino.
 
Según las fuentes, los detectives policiales allanaron primero las oficinas de Poggi en el edificio municipal y luego su despacho privado en un inmueble lindero desde donde se dedicaba a realizar los trámites de radicación de industrias en la zona.
 
De esos lugares, los detectives secuestraron varios documentos, entre ellos el legajo personal donde constaba el pedido de licencia del ahora prófugo. Luego, los pesquisas allanaron la vivienda de Poggi donde en una caja hallaron una copia del contrato de alquiler de un galpón en General Rodríguez, y cuyo dueño aseguró que al lugar concurrían mexicanos.
 
Ese predio fue allanado el viernes pasado, en el marco de la causa a cargo de Faggionatto Márquez, cuando se encontraron 5 tanques que tenían una "resina cristalina".
 
De acuerdo con los primeros peritajes de la Policía Científica se trata de un genérico de anfetamina, la cual se fabrica con efedrina, por lo que el juez ordenó la detención de Poggi.
 
Más cerca. La pista sobre la vinculación entre el hombre y ciudadanos mexicanos quedó aún más afianzada para los pesquisas ya que "entre los documentos secuestrados en la casa del prófugo había uno sobre une empresa con el nombre de fantasía mexicano", dijo a Télam una fuente de la investigación.
 
Otro elemento descubierto en los allanamientos que para los investigadores es de interés para la causa es que en el legajo personal de Poggi, éste figura como "un técnico químico profesional", agregó el pesquisa consultado.
 
Si bien la causa de Maschwitz es independiente a la del triple crimen de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina, en los últimos días se sumaron pistas que las relacionan.
 
Es que los cuerpos de las víctimas fueron encontrados en esa misma localidad bonaerense, la última vez que el celular de Ferrón se activó fue en una celda de esa zona y, además, un mexicano prófugo en la causa de Faggionatto Márquez tendría agendado en su teléfono el número de Forza.
 
El juez no se arriesga a decir que el tráfico de efedrina esté vinculado con el triple crimen, aunque expresó que se ponía a disposición de los familiares de las víctimas y que se podían presentar a declarar en su juzgado.
 
De hecho, el abogado de las familias de las víctimas, Miguel Angel Pierri, ya reclamó en varias ocasiones que el expediente pase a la Justicia federal por entender que los crímenes fueron cometidos por una red de narcotráfico internacional.
 
 
 
 
 
Clarín (01/09/2008)
 
Triple crimen: en la pista de otros dos laboratorios clandestinos
06:18Surgió al allanar la casa de un ex funcionario municipal de General Rodríguez, que está prófugo. La Justicia cree que allí se elaboran drogas como en el que descubrieron en Marschwitz, donde detuvieron a nueve mexicanos y un argentino.
PEDIDO DE CAPTURA. Manuel Poggi era funcionario del municipio de General Rodríguez.
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 Los negocios vinculados con la fabricación de drogas sintéticas y grupos mexicanos siguen siendo la pista principal del triple crimen de General Rodríguez. Ahora, según confirmó a Clarín una importante fuente del caso, la Justicia está buscando otros dos laboratorios clandestinos en el conurbano bonaerense, similar al hallado hace casi un mes y medio en Ingeniero Maschwitz.
 
Lugares de almacenamiento y otros de fabricación. Así se cree que están divididas las "cocinas" de esos grupos mexicanos que tienen apoyo local. Esas pistas que trabajan la Policía y la Justicia hacen pensar que hay al menos otros dos laboratorios más que estuvieron o aún están funcionando en la zona oeste del Gran Buenos Aires. Sin embargo esos sitios no pudieron todavía ser identificados.
 
"Hay datos, movimientos, llamadas que nos permiten saber que hay al menos otros dos puestos de fabricación. Se están rastreando varias zonas para localizarlos; entre ellas están comprendidas la que van de Campana hasta la Capital, y cercana a las rutas", aseguró a Clarín esa alta fuente.
 
Esos laboratorios serían similares al descubierto el 18 de julio en Ingeniero Maschwitz, donde la Policía encontró 20 kilos de metanfetamina, suficientes para fabricar 200.000 pastillas de éxtasis. Ahí fueron detenidas diez personas (9 mexicanos y un argentino).
 
Los investigadores sospechan que parte de la efedrina que se usó en ese laboratorio pudo haber estado almacenada en un galpón de General Rodríguez allanado el viernes, cuyo alquiler estaba a nombre de Manuel Poggi, ex director de Desarrollo Industrial de ese municipio, quien está prófugo. Allí había 5 tanques con "sustancias tipo resina cristalina", que serían metanfetaminas.
 
Según la Policía, los tambores fueron llevados allí por mexicanos que decían comercializar aceites.
 
Al saber que el galpón fue alquilado en marzo de este año por Poggi, el juez federal de Zárate-Campana, Federico Faggionatto Márquez ordenó su detención el viernes. Para ese momento el funcionario ya había renunciado "por razones personales" y se había ido de su casa con su familia. Faggionato Márquez ya pidió su captura nacional e internacional.
 
También, en las últimas horas, la Policía allanó sus oficinas en el Municipio y su casa en Intendente Manny al 1200.
 
En su casa, según dijeron a Clarín fuentes de la investigación, se encontró documentación que podría comprometer al funcionario. En su escritorio había un registro contable informal, escrito a mano. En él se detallaban movimientos de dinero y mercaderías del depósito alquilado en Bernardo de Irigoyen al 300, de General Rodríguez. Ese registro llevaba un título llamativo: "La universal mexicana".
 
Además entre los papeles se encontraron documentos que certifican que Poggi es técnico químico. "Un profesional como él no puede desconocer si en un tambor hay aceite o restos de anfetamina", sugirió un investigador.
 
Es probable que en las próximas horas, la Justicia llame a declarar a otra persona del área de Producción del Municipio que, según se supo, "mostraba interés en el alquiler del mismo galpón y luego llamó varias veces para avisar del traslado de algunos tambores".
 
La Policía trata de determinar ahora si esos mexicanos que habrían depositados los tambores en el galpón alquilado por Poggio estaban vinculados con la "cocina" de Ingeniero Maschwitz. Cuando se hizo ese allanamiento, dos mexicanos lograron escapar. En la huída uno perdió un teléfono celular. La Justicia encontró que en la lista de contactos de ese aparato figura un "Sebastián F". Por eso ahora trata de determinar si se trata de Sebastián Forza (34), el vendedor de medicamentos asesinado junto a Damián Ferrón (37) y Leopoldo Bina (35) y hallados en un zanjón de General Rodríguez.
 
Casualmente el día de la desaparición de los jóvenes, la celda del celular de uno de ellos se activó en esa zona. Por eso y por la actividad que desarrollaban los asesinados, es que cada vez está mas fuerte que el tráfico de efedrina haya sido el móvil del crimen, como informó Clarín desde un principio.
 
Una de las hipótesis de los investigadores es que Sebastián Forza hizo contactos con los mexicanos para suministrarle efedrina a través de droguerías que legalmente están inscriptas para importarla. La "triangulación" de esa sustancia (que es lícita para fabricar medicamentos) es la que originó en los últimos días allanamientos e inspecciones de la Policía Federal en farmacias y droguerías porteñas. Allí se busca determinar quiénes compraron la efedrina y si esos laboratorios son lugares habilitados o empresas fantasmas que ocultarían el verdadero destino de la droga. Según fuentes judiciales, en los últimos seis meses ingresaron al país dos toneladas de efedrina. Y otros 600 kilos quedaron varados en Ezeiza. Hasta ahora nadie los reclamó.
 
 
26 NOTICIAS (01/09/2008)
 
Triple crimen: todas las miradas puestas en el destino final de los tres mil kilos de efedrina
Los investigadores que desactivaron el laboratorio de drogas sintéticas montado por un cartel mexicano en una quinta de Ingeniero Maschwitz intentan establecer ahora qué pasó con casi 3.000 kilos de efedrina que uno de los detenidos compró y distribuyó en los últimos 10 meses. El criminólogo Roberto Locles habló con Canal 26 y dio detalles del esta nueva vía de investigación (audio).
 
La mayor dificultad que enfrentan los detectives es reconstruir la ruta de la sustancia que llegó a manos de los narcotraficantes, ya que fue comprada a diversas droguerías y comercializada por distintos distribuidores, entre ellos los proveedores de los mexicanos.
 
En la causa a cargo del juez federal de Zárate-Campana Federico Faggionatto Márquez se determinó que Raúl Ribet, detenido el 5 de agosto en su casa de Hurlingham como presunto "facilitador de la efedrina" a la banda mexicana, compró 2.901 kilos de esa sustancia al actualmente prófugo Carlos Edelmiro González.
 
La compra de esa cantidad de efedrina, según tienen documentado los investigadores, se realizó entre el 10 de octubre del 2007 y el 1 de agosto pasado.
 
González le había comprado 200 kilos de efedrina a Unifarma, empresa cuya sede de Colegiales, en Céspedes al 3800, fue allanada el jueves pasado, en el marco de esta misma causa.
 
Los pesquisas determinaron, a su vez, que Ribet, procesado con prisión preventiva, realizó ventas de efedrina por casi tres toneladas a otro de los imputados en la causa, que también se halla prófugo: Héctor Germán Benítez.
 
Los movimientos de triangulación de esa sustancia -precursora de la metanfetamina, con la que se fabrican las drogas sintéticas- están documentados en la causa, aunque los pesquisas aún no lograron hallar aquella droga.
 
Cuando fue allanada la quinta de Maschwitz, el 17 de julio pasado, la policía encontró sólo 20 kilos de metanfetamina, suficientes para fabricar 200.000 pastillas de éxtasis.
 
También fueron detenidos entonces nueve mexicanos -que dijeron ser comerciante, carnicero, despuntador, zapatero, contratista, restaurador, jardinero y electricista, entre otros oficios- y un argentino, a cargo del laboratorio de drogas sintéticas más importante descubierto hasta ahora en América Latina.
 
Pero lo cierto es que aún resta conocer a qué manos llegaron esos 3.000 kilos de efedrina "movidos" en el mercado por los sindicados "trianguladores", dijeron las fuentes de la investigación consultadas por Télam.
 
Además de la efedrina (que en la Argentina cuestan 70 dólares más IVA, mientras que en México su valor es de entre 7 y 8 mil dólares el kilo) los investigadores quieren seguir la ruta del resto de los precursores empleados para la elaboración de drogas de diseño, como etanol, acetona y ácido fosfórico.
 
Para llegar a reconstruir la ruta de la efedrina que empleaban los mexicanos, los pesquisas realizaron decenas de allanamientos.
 
El 21 de julio, el juez de la causa ordenó la captura de otros dos sindicados integrantes de la banda: el mexicano Juan Martínez Espinoza y el italiano Antonio Procopio, quienes siguen prófugos.
 
El 5 de agosto, los detectives de Tráfico de Drogas Ilícitas de la policía bonaerense y personal de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) realizaron cinco allanamientos, uno de ellos en las oficinas de Ribet, situadas en Lavalle 1290, 12 "3", de Capital, donde se secuestró documentación relevante.
 
También se allanó la oficina de González, en Perón al 1600, de Capital, donde se encontraron boletas de compra y venta de efedrina, entre ellas, de ventas a Ribet por 2.901 kilos de efedrina, entre el 10 de octubre del 2007 y el 1 de agosto pasado.
 
Además, se hallaron documentos sobre la compra de efedrina a la Droguería Libertad, ubicada en Estados Unidos al 1800.
 
Ese mismo día la policía llegó a unas oficinas que González tiene en Clorinda, Formosa, donde se descubrió más documentación de importancia, al tiempo que en una casa de Ribet halló documentos sobre el destino de la efedrina que había comprado.
 
Según las fuentes de la investigación consultadas por Télam, en esos papeles figura que Ribet vendió esa sustancia a Héctor Germán Benítez, con domicilios en Rosario.
 
El 12 de agosto, la policía realizó cinco nuevos allanamientos: dos de ellos en oficinas a nombre de Benítez, en Rosario, donde se encontró con dos empresas "fantasmas"; otros en la droguería Libertad y en un depósito de esta firma, donde se secuestraron los movimientos de exportación y comercialización de efedrina, y en otro domicilio de Ribet, donde también se hallaron papeles sobre movimientos comerciales de esa sustancia.
 
El 21 de agosto, fue detenido el titular de la quinta de Maschwitz en la que funcionaba el laboratorio pero fue liberado luego, al comprobarse que era ajeno a la maniobra.
 
El pasado jueves, la policía allanó la empresa Unifarma, en Céspedes al 3800, donde secuestró documentación relacionada a la importación y exportación de efedrina.
 
Según las fuentes, esa empresa había importado 600 kilos de efedrina, 200 de los cuales le vendió a González y otros 150 aproximadamente a la farmacia San José de los Corrales, en avenida Rivadavia al 10.900, también allanada.
 
En ambos casos, la efedrina vendida por Unifarma formaba parte de la misma partida que la hallada en la quinta de Maschwitz.
 
Finalmente, el viernes pasado se allanó un galpón de General Rodríguez alquilado por Manuel Poggi, un funcionario municipal donde se encontraron tambores con restos de droga presuntamente llevada allí por mexicanos.
 
A raíz de ello, se ordenó la detención del funcionario, quien aún está prófugo, y se allanaron sus oficinas y su casa. 
 




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